CLARET D'ALBERA 2020

CELLER MARTÍ FABRA Martí Fabra es una bodega familiar situada en una masía histórica que documenta la viticultura desde el siglo XIV. El primer documento de referencia es la compra de un viñedo en 1305 y una extensa carta documental que da testimonio de la larga tradición vitivinícola de la familia Carreras. A lo largo de los siglos, las propiedades de la familia aumentaron, hasta que, con la llegada de la filoxera, la familia se vio obligada a vender gran parte de las propiedades. Muchos de los viñedos fueron adquiridos por la familia Fabra, que replantaron las viñas viejas y pusieron en producción las tierras devastadas. Unos años más tarde, con el matrimonio de Eulàlia Carreras y Joan Fabra, las propiedades se volverían a unir, y la semilla de la bodega Martí Fabra nació con la adaptación como bodega de los bajos de la masía. Los viñedos de la bodega Martí Fabra crecen a los pies de la Albera, en tierras extremadamente pobres, ventiladas con frecuencia por Tramontana. Muchos de estos viñedos son extremadamente viejos, entre 80 a 100 años, de las variedades Cariñena y Garnacha. Consciente del legado centenario que conserva, la Bodega Martí Fabra trabaja sus viñedos con el máximo respeto, no se han utilizado herbicidas, con unas plantas sanas y fuertes se evita el uso de pesticidas e insecticidas, tratando de no realizar ningún otro tratamiento que no sea el caldo bordelés o azufre. Tras una selección en la propia viña, todas las uvas se vendimian a mano y son transportadas en cajas de 15 kg. a la bodega donde estarán en cámara frigorífica antes de ser vinificadas. Una vez elaborado, el vino reposa durante sus primeros meses de vida en las antiguas tinas de hormigón subterráneas. Gracias a la microoxigenación del hormigón y a la temperatura constante, los vinos en la tina van redondeándose y tras una estancia de entre 7 y 9 meses, los jóvenes son embotellados y los crianzas pasan a barrica francesa en las antiguas cavas de la bodega.